sábado, 13 de diciembre de 2008

Marumbá

Yo sí lo he visto: se llama Marumbá. Marumbá camina dando saltitos, y baja por las callecitas de piedra gris y tierras rojas. En su sangre lleva movimiento concentrado y mucho ruido; ritmo que vibra, voces que no callan. Desparrama alegría y sonrisas como papel picado y tiene un rico aroma a nochecitas de verano. Con sus trajes coloridos espanta las tristezas y las penas de cualquier caminante; su brillo de lentejuelas ilumina al más gris de los habitantes de la calle.
No todos lo ven. Pero quizá pueda darte una pista: te sentirás lanzado al aire como una serpentina. El corazón te latirá, acelerado. La euforia irá saltando dentro tuyo y te descubrirás golpeando el lápiz sobre tu carpeta, la palma de la mano sobre tu pierna, el vaso con una cucharita. Sonarán platillos y es posible que también un palito sobre una caja de cartón. Tu quietud se hará baile. Para entonces, te será sencillo darte cuenta de que te ha visitado Marumbá. Cuando esto suceda, avisame.

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