domingo, 23 de mayo de 2010

GRU

En grupo te engrupo, dijo Gru. Con una sonrisa se acomodó la bolsa de arpillera. Se deslizó por la ladera de la montaña y cayó parado frente a la puerta de su cabaña. Se dirigió a la cocina. Limpió con fuego el caldero. Preparó la poción grumoliente, palabrosa, esa que sólo podía levantarse con una grúa de cartas. Aplicó su método festivo de muchosidad, y sin olvidar la pizca de gruñón y grumetano, batió y batió, hasta lograr el esperado punto gruyère.
Miró el greloj por cuartésima vez. Se acercó en puntitas de pie a la gruta en donde descansaba la chica de la aligrilla. Se vistió de grupí. Cambió su gruesa voz por la de un colibrí. Después de observarla un rato, le limpió las alas dormidas. La acarició. Satisfecho con su trabajo, colocó el grumete en una taza de porcelana suspendida en una mesa de sueñosía. Suspiró hondo. Antes de marcharse miró todo como si fuera el cuadro del último té.
Salió a la galería. Se puso el sombrero orientador. Se ajustó las orejas, y cabalgó por un ancho mar. Ayudado por un conejo abrió la bolsa de arpillera. Pegó un salto. Y se robó la luna.














dibujos: Agustina Ch., 8 años

martes, 11 de mayo de 2010

Medialunas borgianas








Objetos. Son las llamadas medialunas inspiradoras del universo de Jorge Luis Borges.
Sus lunas diminutas movían al tiempo en otros ritmos. Las estrellas parecían más grandes, los planetas se saludaban sorprendidos desde otra órbita. Las brújulas perdían sus agujas en desiertos de arena.



Medialunas hiperchiquitas que se sirven en los bares de los Centros Culturales para que la gente se inspire y escriba. Haga canciones de protesta, mitos urbanos, leyendas.