sábado, 29 de agosto de 2009

Mirada de pájaros




















































¿Hacia dónde vuelan los pájaros?





Borradores, recortes de prácticas
papeles con arrugas de más de 15 años
que se resignifican con la escritura...



martes, 25 de agosto de 2009

Poesía de los pájaros


Algo cambió y sé que es para siempre. Puedo tocar el paraíso con los pies. Otra realidad atraviesa la ventana de lo posible. Pasa una bandada alocada de poetas. Miro un pájaro que dibuja una línea hermosa e imperfecta en el cielo. Gira. Sube, baja. Se va lejos, muy lejos. Y regresa.
Sigo su recorrido y veo una guirnalda de palabras que dejó. Me estremezco en su canto. Las palabras cuelgan de mil hojas sostenidas por flores de silencios. Me lastimo con el filo áspero de la corteza y me envuelvo en los bordes tiernos del beso de sus pétalos. Me atraviesan la carne, me calan el corazón. Suelto lágrimas de sangre, lloro pétalos violetas. Perforo la tierra. Con su fuego puedo licuar el acero más duro; incluso, abrir candados sin necesidad de ninguna llave. Fiesta potente de raíces, brotes de sueños que se desprenden del árbol. Gotas. Burbujas de mil mundos posibles.
Las palabras del poema caen en coma de lunas y estrellas, y se levantan en narcisos y ríen en soles. Se desbordan. Cuando llega, el desastre es inevitable. Oigo el murmullo de letras negras. Las olas acercan gritos de caracoles. Los maremotos mueven peces, sirenas y levantan tesoros profundos. Vienen de lejos, de un puñado de islas del Pacífico; cruzan Italia y no pueden parar los ríos de sangre del volcán. Nadan lagos, mares y océanos. Largas travesías hechas en Canadá que bajan en vendavales por las escaleras de Valparaíso.
Un grano de arena queda en mi ojo. Miro por la misma ventana y hay tormenta en el desierto. Tengo sed. Tengo calor. Tengo noche y me invade el frío. Me cubro con una letra mayúscula. Despierto. Floto en una alfombra multicolor. Sobrevuelo el oasis en donde caí. Acerco la lámpara de las mil y una noche de desvelos para ver mejor. Recorro la avenida más larga. El viento gira su camino. Tomo una instantánea, y en los segundos que dura el click, el momento que registré ya cambió.
Las nubes cubren las cortinas. El humo de la ciudad hace caer lluvias negras. Cae una gota. Cae otra. Miles de gotas caen y se unen y forman una barrita de tinta. La froto sobre la caja, preparo mi pintura. Las manchas se escapan de las manos, se desparraman sobre el papel. Dejan el dibujo de un pájaro. El pájaro agita sus alas. Mira un punto y sale volando. Veo que gira. Sube, baja. Se va lejos.
Las escucho llegar. Dos plumas entran. Otra hoja se abre.

viernes, 21 de agosto de 2009

Miradas de niño





Mujer llorando - 1937

Pablo Picasso




¿Qué le pasó a esa señora?
Tiene ojos peludos
y manos de piedra.

Nacho.



Es una señora que se está preparando para ir a una fiesta
cuando se miró al espejo se vio tan fea
que se puso a llorar.

Camila.




Es una mujer
con sombrero
con flor
con una mano grande
con un pañuelo grande
como un papel arrugado...
¡son lágrimas!

Está triste.

Lucía.



Voces reales
miradas de niños de 7 y 8 años.



lunes, 17 de agosto de 2009

Todos los Pablos...un Pablo



breve selección de Pablos




La mona y su cría - Cerámica, dos coches de juguete, metal y yeso.








Violín - Papiers collés y carboncillo sobre papel






Juglar de la forma - Bañista con balón, lápiz y tinta china sobre papel.
Bañista (Metamorfosis II),
bronce y yeso












Tres mujeres de pie - papel recortado y plegado





Jarrón grande - Flautista y bailarín
Barro rojo, pieza torneada,
decoración con incisiones.






Figura - Proyecto para el monumento a Apollinaire, alambre y chapa





El guitarrón - el cuadro como objeto
collage












El sueño, óleo sobre lienzo


Abrazo en la calle, pastel

















Toreros y toro a la expectativa





Algunos de los 45 estudios para el Guernica - 4 versiones de las 7, antes de llegar a la versión definitiva







Picasso con dedos de pan
fotografía de Robert Doisneau





"Yo no busco, encuentro."

"Si hay algo que robar, lo robo."



Pablo Picasso
1881/1973

viernes, 14 de agosto de 2009

Ventanas a Juanito Laguna



Guardás el corazón en una lata
los gusanos de frutas viejas te ponen alas
sobrevolás las basuras
girás sobre trompos de barro

te vas
en el hilo de felicidad de un barrilete.













"Juanito Laguna [...] es un símbolo que yo agito para sacudir la conciencia de la gente. Porque yo puedo salvar a una persona, puedo salvar a dos personas, puedo salvar a diez, pero no puedo salvar a todo el resto, y a mí me interesa que todo el resto se salve. [...] Juanito Laguna no pide limosna, reclama justicia ; en consecuencia pone a la gente ante esa disyuntiva; los cretinos compadecerán y harán beneficencia con los Juanitos Laguna; los hombres y mujeres de bien, les harán justicia".

Antonio Berni
Escritos y papeles privados

miércoles, 12 de agosto de 2009

domingo, 9 de agosto de 2009

Sentidos

El día del eclipse, él y ella
unieron ojos de luna, manos de sol, guirnaldas de pájaros, bandadas de estrellas, vuelo de dragones, mezclaron duraznos y frutillas con crema, cobertura de chocolate y relleno de dulce de leche,
vino blanco, vino tinto, agua de lago, toda la bravura del mar, de las tormentas, de los rayos, de voces de sirenas y tesoros de perlas, oscuridad de los bosques, frutos de pino, música del viento.

Los suspiros movieron cortinas de seda
orquestaron caricias
danzaron el vaivén dulce de los opuestos.

Caminaron sobre ellos todos los relieves. Subieron las escaleras de la entrega; tocaron el todo. Aroma de fresias. Magnolias abiertas. Lluvia. Olor de su lluvia.

El arco dibujado en el aire se extendió sobre el mar
nadaron las aguas tranquilas del abrazo
las ondas circulares de los besos
abandonaron los cuerpos mojados en la luna flotante.


La luna
lentamente
los bajó.


Entonces, él salió de ella. Ella, de él. Y fueron uno.


lunes, 3 de agosto de 2009

Asociados

Un hombre sentado en una sala de espera. Quiere decirle algo gracioso a la chica que está sentada a su lado. Cuando lo hace, empieza a estornudar sin parar. Saca el pañuelo del bolsillo y ve que no es el suyo: es el de su novia. Con disimulo intenta guardarlo, pero el pañuelo de flores bordadas, se despliega y se hace cada vez más grande. Luego de un rato, logra doblarlo y guardarlo a presión en su portafolio.

Toma una revista. Las páginas están en blanco. Finge leer para comentarle algo a la misma chica. La mira y ella suelta una carcajada. En medio de una risotada, ella le quita los anteojos y le dice que le gustan. Le pregunta si no se los regala: el marco rosa le fascina. Él, contesta afirmativamente.

El hombre se cruza de piernas y se baja el ruedo del pantalón: las medias turquesas no le combinan con los zapatos rojos. Se agacha para dejar la revista en la mesa baja y se le cae un aro. El aro de argolla cae en el bolso de una mujer que está enfrente de él. La señora tiene un grano con pelos. La conoce de algún lugar. Lo mira fijo, le guiña un ojo y le dice bajito: ¿me los devolvés?... También, responde que sí.

Se levanta para ir al baño. La puerta está cerrada con llave. Vuelve. Busca entre los muebles para ver si está escondida. No la encuentra y espera. Pregunta a los demás si no es raro que no haya música ni recepcionista. Pero nadie contesta. Milagrosamente, la puerta del baño se abre sola. Entra, pero no hay agua ni papel. Tampoco inodoro, ni espejo.

Vuelve a la sala. A sus espaldas escucha movimientos. Rápidamente se sienta en su silla. Mira hacia el otro costado. Tiene a un niño y a una nena sentados. Quietos. Parecen serios, concentrados; leen un libro de poemas. Cuando el chico siente sus ojos sobre él, levanta la vista y en lugar de sacarle la lengua, le sonríe.

Ahora tiene sed. Camina directo al expendedor de agua y cuando gira la manijita, se queda con aquella en la mano. Desesperado, busca cómo juntar el líquido. Mientras la señora de la verruga le presta el sombrero, los chicos le alcanzan un chupetín y con el palito tapan la salida. Solucionado el tema, cada uno vuelve a su lugar.

Pasan unos minutos. Cuando el hombre quiere levantarse de la silla, no puede. En la silla hay un chicle y no se desprende de su ropa. Tironea y se estira aún más. El chicle, que parecía una insignificante bolita, tiene fuerza y no lo quiere soltar. Escucha las risas. El niño mastica el chicle que lo tiene atrapado y sopla, sopla sin parar. Ahora lo ha convertido a él en globo. Los chicos insisten en que quieren ir a jugar a la plaza. Esta vez, también responde que sí. Entonces la nena le hace un nudito, le ata un hilo en el culo y se lo lleva flotando.

La señora de la verruga toma su bolso y su escoba y sale detrás de ellos. La chica de los anteojos corre para alcanzarlos. El médico abre la puerta y encuentra la sala vacía. Llora. Se saca el guardapolvo y lo tira por la ventana. Apaga todas las luces y se va.