lunes, 26 de octubre de 2009

No identificado




3 de agosto del 2004. Entrás a la sala de espera del laboratorio. La ropa te cae, floja. Como una sombra, alguien se pierde en el fondo de paredes blancas. El lugar huele a jeringa y a metal; a asepsia y a enfermedad. Hace una semana que te invadió una fiebre áspera, tóxica. Una parte de tu cuerpo está de huelga. No dormís de noche; transpirás. Te invaden pesadillas diurnas de preguntas y ropas sudadas. Perdés otro kilo. Aumentan los antitérmicos, aumentan las pastillas. Nunca tomás las pastillas. Ves cómo se llevan tus líquidos esenciales, cómo juntan tus desechos. Ves cómo corre tu sangre en un tubito. El pinchazo no duele; tu líquido rojo, enfermo, no duele. Lo que verdaderamente duele es la incertidumbre. Duelen los tiempos de espera, duelen los resultados, los bioquímicos, los nuevos estudios, los médicos, las nuevas paciencias. Y vos tenés que hacerte amiga de la fosfatasa y la transaminasa. De los días de nunca más, días de fiebre, pinchazos de fiebre. Cero positivo. Nada de nada. Nada de todo. Un virus nuevo. Sin nombre.
El alma se te cae al piso. Y se te caen los brazos y todas las lágrimas juntas. Y vos tenés que juntarlos a escondidas de los que te aman con la pala enorme del coraje.
Giran días interminables de sangre, sudor y lágrimas. El ritmo de tu sangre marca otro tiempo. El cuerpo, con la sabiduría de su memoria, guardó todas las pieles de las manos que te quieren hasta hacerte doler los huesos. El fuego ahuyenta la oscuridad. Huyen los monstruos de las cavernas, se desintegran en alientos de cenizas. Y tu cuerpo, que te dijo cuánto te ama, finalmente, te dio otra oportunidad.


3 comentarios:

  1. No hay mal que por bien no venga.

    Congratulaciones!

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  2. ¿Tenemos un destino marcado?: ninguna respuesta me conforma.Es una de las angustias del Ser.

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  3. Chicas, hace unos años me enfermé y no fue ficción!

    Fue duro pasar la situación. Agradezco a la vida estar viva. Revalorar los afectos y las cosas más esenciales. Si de algo está seguro el hombre es de que algún día va a morir.
    Todo lo que está en el medio es una sorpresa, un regalo, y a veces, una bendición.

    Besos

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