martes, 17 de marzo de 2009

Biombos de papel

Un escenario oscuro y unas cortinas rojas. Podría ser noche de función del Teatro Negro de Praga. Y sin embargo...


Si tienen miedo o sienten vergüenza, se esconden detrás de una sombrilla de puntillas y encaje. Y la hacen girar.
Giran lentas, como la luna mordida por el sol. Hacen frente a los murciélagos de la noche. Se animan a luchar con los dragones, espantan a la muerte, alivian el dolor.
Tiran de las serpentinas del cielo. Llaman al viento y las nubes traen cajitas de lágrimas.
Tiran otra vez: cientos de uvas púrpuras caen en sus bocas.
Si la pena es grande, se pierden en un vaso de vino; si la alegría es grande, con una semilla les alcanza.
Los vestidos bailan sus rubíes plegados. En cada pliegue guardan pedacitos de canto y silencios rodados.
En sus huecos, titilan estrellas aunque se cierren los ojos. Unos pies leves flotan en la oscuridad. Improvisan pasos, figuras. Y caminan haciendo equilibrio sobre dos rayos.

Amanece. Suspendidas en sus sombrillas, bajan una a una. Vuelven a sus casas, van a sus trabajos. Algunas pocas quedan en el cielo, acomodando el escenario.

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