3 de agosto del 2004. Entrás a la sala de espera del laboratorio. La ropa te cae, floja. Como una sombra, alguien se pierde en el fondo de paredes blancas. El lugar huele a jeringa y a metal; a asepsia y a enfermedad. Hace una semana que te invadió una fiebre áspera, tóxica. Una parte de tu cuerpo está de huelga. No dormís de noche; transpirás. Te invaden pesadillas diurnas de preguntas y ropas sudadas. Perdés otro kilo. Aumentan los antitérmicos, aumentan las pastillas. Nunca tomás las pastillas. Ves cómo se llevan tus líquidos esenciales, cómo juntan tus desechos. Ves cómo corre tu sangre en un tubito. El pinchazo no duele; tu líquido rojo, enfermo, no duele. Lo que verdaderamente duele es la incertidumbre. Duelen los tiempos de espera, duelen los resultados, los bioquímicos, los nuevos estudios, los médicos, las nuevas paciencias. Y vos tenés que hacerte amiga de la fosfatasa y la transaminasa. De los días de nunca más, días de fiebre, pinchazos de fiebre. Cero positivo. Nada de nada. Nada de todo. Un virus nuevo. Sin nombre.
El alma se te cae al piso. Y se te caen los brazos y todas las lágrimas juntas. Y vos tenés que juntarlos a escondidas de los que te aman con la pala enorme del coraje.
Giran días interminables de sangre, sudor y lágrimas. El ritmo de tu sangre marca otro tiempo. El cuerpo, con la sabiduría de su memoria, guardó todas las pieles de las manos que te quieren hasta hacerte doler los huesos. El fuego ahuyenta la oscuridad. Huyen los monstruos de las cavernas, se desintegran en alientos de cenizas. Y tu cuerpo, que te dijo cuánto te ama, finalmente, te dio otra oportunidad.
Puedo estar en el pétalo de glicina que cae. Estoy en una montaña contemplando la luna que acabo de pintar. La nieve se derrite y la poesía baja en hilos, hasta perderse... La barcaza que me lleva se mece entre oriente y occidente. Les muestro mi montaña, la luna y mi mar.
lunes, 26 de octubre de 2009
No identificado
domingo, 11 de octubre de 2009
Otra campana

al Amor
El encuentro los hace resonar
pasa una tropilla de caballos blancos
corren flechas
aletean manos
una bandada de pájaros golpea el corazón
vientos
relámpagos
soles
contracciones
dilataciones
parto de siglos
el cielo se desarma en mil campánulas
no resiste
al eco de las voces
al peso de los pasos
al latido de la sangre.



domingo, 4 de octubre de 2009
Cuando jugamos

..."El proceso creativo está implícito en la naturaleza humana y, por tanto, la felicidad que significa expresarse y jugar con las fantasías se halla al alcance de todos".
Gianni Rodari


"La función creadora de la imaginación pertenece al hombre común, al científico, al técnico; es tan necesaria para los descubrimientos científicos como para el nacimiento de la obra de arte; es incluso condición necesaria de la vida cotidiana. [...] Las fábulas sirven a la matemática, como la matemática sirve a las fábulas. Sirve a la poesía, a la música, a la utopía, al compromiso político: en definitiva, al hombre en su conjunto y no sólo al fantasioso".


"Creatividad es sinónimo de pensamiento divergente,
o sea, capaz de romper continuamente los

de la experiencia.
Es creativa una mente que trabaja siempre, siempre dispuesta a hacer preguntas, a descubrir problemas donde los demás encuentran respuestas satisfactorias, que se encuentra a sus anchas en las situaciones fluídas donde otros sólo husmean peligro; capaz de juicios autónomos e independientes (incluso del padre, del profesor y de la sociedad), que rechaza lo codificado, que maneja objetos y conceptos sin dejarse inhibir por los conformismos".
jueves, 1 de octubre de 2009
Verdades
¿Cuál es tu mayor deseo?...
¿Cuál es tu miedo más grande?...
¿Cuál es tu miedo más grande?...
Mi mayor deseo es tirarme de un helicóptero en paracaídas.
Mi miedo más grande es tirarme de un helicóptero en paracaídas.
Gonzalo, 11 años
Mi mayor deseo es manejar una Ferrari.
Mi miedo más grande es que muera mi papá, porque mamá ya murió.
Franco, 12 años
Mi sueño es conocer Japón.
Me da miedo el ropero de noche, me parece que alguien va a aparecer por una de las puertas.
Miri, 9 años
Lo que más me gustaría es llegar a bailar en el Colón; conocer a Paloma Herrera, a Julio Bocca y a Maximiliano Guerra.
Lo que no me gusta es pensar en la muerte, no me quiero morir ni que se mueran las personas que quiero.
Eluney, 11 años
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