No hay semáforos
ni basuras del mundo
cuando caminamos juntos
las calles del pensamiento y de la libertad.
Puedo estar en el pétalo de glicina que cae. Estoy en una montaña contemplando la luna que acabo de pintar. La nieve se derrite y la poesía baja en hilos, hasta perderse... La barcaza que me lleva se mece entre oriente y occidente. Les muestro mi montaña, la luna y mi mar.